Cubrimiento PANLAR 2024
Escuchar
Pause
Play
Stop

Antonio Iglesias, un reconocimiento a quien no para de aprender

Por : Estefanía Fajardo
Periodista científica de Global Rheumatology by PANLAR.



30 Abril, 2024

https://doi.org/10.46856/grp.27.e193
Citar como:
Fajardo E. Antonio Iglesias, un reconocimiento a quien no para de aprender. Global Rheumatology. Vol 5/ Ene - Jun [2024] Available from: https://doi.org/10.46856/grp.27.e193 

"La Medalla Aníbal Ruiz Moreno lleva su nombre este año como reconocimiento a su trayectoria e impacto en la reumatología panamericana."

Lecturas 227Lecturas

Licencia

Este es un artículo de acceso abierto, distribuido bajo los términos de Creative Commons Attribution (CC .BY. NC-4). Esta permitido copiar y redistribuir el material en cualquier medio o formato. Remezclar, transformar y construir a partir del material . Usted debe dar crédito de manera adecuada, brindar un enlace a la licencia, e indicar si se han realizado cambios. Puede hacerlo en cualquier forma razonable, pero no de forma tal que sugiera que usted o su uso tienen el apoyo de la licenciante. Usted no puede hacer uso del material con propósitos comerciales.

E- ISSN: 2709-5533
Vol 5 / Ene - Jun [2024]
globalrheumpanlar.org

Cubrimiento PANLAR 2024

Antonio Iglesias, un reconocimiento a quien no para de aprender

Autor: Estefanía Fajardo: Periodista científica de Global Rheumatology by PANLAR, estefaniafajardod@gmail.com

DOI: https://doi.org/10.46856/grp.27.e193

Cita: Fajardo E. Antonio Iglesias, un reconocimiento a quien no para de aprender. Global Rheumatology. Vol 5/ Ene - Jun [2024] Available from: https://doi.org/10.46856/grp.27.e193 

Fecha de recibido: 14 Abril / 2024
Fecha de aceptado: 24 Abril / 2024
Fecha de publicado: 30 Abril / 2024


Habla del libro que está leyendo, también de sus amistades y su casa que está más cerca al mar que a la ruidosa ciudad. Unas risas se asoman cuando menciona a sus nietos y otras al recordar que ha sido largo el camino profesional y ahora, con las dinámicas un poco más pausadas, sabe que un ser humano es más que la carrera que decide estudiar y ejercer, es un compendio de saberes, historias, y conversaciones.

Antonio Iglesias nació en Zambrano, en el departamento de Bolívar, en Colombia. Y advierte de inmediato: “criado en Santa Marta, Magdalena” porque sus papás debieron mudarse por motivos de negocios y allí transcurrió su educación primaria y secundaria. Luego vivió en Bogotá por 43 años, y desde 2020 en Barranquilla.

“En anatomía saqué 5, y la biología me gustaba mucho. Yo nunca pensé sino en solo estudiar medicina, me incliné desde pequeño”, confiesa sin dudarlo un segundo. Estaba claro lo que quería, y luego, como un punto de inflexión en quien decide este camino, venía la decisión de especializarse.

Ya la reumatología, cuenta, “la hice después de terminar medicina interna. Y lo hice porque es una especialidad que abarca desde el cráneo hasta los pies, tiene tantas aristas interesantes. Analizar pacientes con complejidades, revisar los casos clínicos. Tuve la oportunidad de aprender radiología, me formé en el Hospital San Juan de Dios, y fui autodidacta de las enfermedades de los huesos”, relata.

“Tuve unos profesores excelentes en el Hospital San Juan de Dios, Peña, Lizarazo, Sánchez, fueron mis maestros. Pero la persona que me influyó mucho ya después fue el doctor Donato Alarcón Segovia, en México, y después el doctor Edmund Yunes en Boston, cuando estudié inmunología celular”, rememora.

La reumatología, afirma, “es algo muy importante para mí. Las enfermedades raras de los huesos y las vasculitis primarias son las áreas en las que he dedicado tiempo e investigación”. Pero eso no es todo en su vida. Los libros, o como él prefiere resumirlo, “todo lo que me caiga, lo leo”, hacen parte de su día a día, no de forma figurada sino literal, porque un espacio en sus días está dedicado a ello. “Me gustan las series y disfrutarlas, me quedo hasta tarde viéndolas. También me gusta escribir”, agrega.

Al consultorio va jueves, viernes y sábado. Vive con su esposa, Janneth Rodríguez, 55 años de casado. Y menciona a su hija mayor, Melissa, que es inmunóloga; Tania, es psicóloga; Antonio, neurólogo. También a sus cinco nietos, y aquí una sonrisa de esas que solo con escuchar su voz se sabe que brillan los ojos y el corazón aflora, “adoro a mis nietos. Soy muy consentidor, adoro a mis nietos”.

Por esto anterior es claro en decir: “Yo valoro el concepto de familia, lo mismo la amistad”.

Precisamente en ese concepto de amistad entran colegas, incluyendo a aquellos que han pasado por sus conocimientos en la academia. “He formado muchos reumatólogos, no recuerdo cuántos. Tengo muchos amigos, especialmente los que han sido mis estudiantes”, confiesa, mientras dicta cuál será su agenda para los días del Congreso PANLAR 2024, porque hay compromisos que van más allá del programa académico, son los de la fraternidad. Sin embargo, aclara que “todavía estoy pendiente de las actividades reumatológicas, no me he desligado de nada”.

Ya que entró PANLAR a escena, sostiene que “PANLAR es algo muy importante”. Y es esa importancia la que va en doble vía, porque este año la Medalla Aníbal Ruiz Moreno tiene su nombre grabado.

“Yo conocí la historia del doctor Aníbal Ruiz Moreno, yo escribí la historia de él. Fue una persona idealista, con visión. Recibir la medalla es algo muy estimulante”, confiesa sobre el primer impulsor de la reumatología panamericana.

Dice que hoy “hay un gran entusiasmo en PANLAR. Esto ya cambió, es algo muy importante, PANLAR creció”, mientras recuerda cómo ha trascendido en la historia las intenciones del reconocimiento de estos países y, además, el liderazgo y trabajo del doctor Carlo Vinicio Caballero en el proceso.

“PANLAR está marchando sobre ruedas. El presidente que llegue tiene que seguir el legado del anterior. Hay entusiasmo y empuje”, asegura.

El doctor Iglesias no educa médicos, sino personas, ese ha sido y será su trabajo. “Yo trato de formar de manera holística a la persona. No es una sola cosa. Existe literatura, películas, novelas, la persona debe ser integral. Tener un conocimiento completo”, explica.

“A mí me gusta hablar con la gente, explicar todo. Trato de educarlos al máximo para que entiendan su enfermedad. Converso, hablo. Estas enfermedades son complicadas, pero si tú no les enseñas cómo utilizar los medicamentos es un problema. Hay que dedicar tiempo para conversar”, cuenta.

Ya no ve muchos pacientes. “Me gusta ver a aquellos que yo pueda ayudar a resolver”, y sentencia que va “con la calma de Job”.

Finalmente, recuerda que “el consejo más importante en mi vida es el ejemplo de mis padres. Mi padre Antonio, un intelectual, mi madre, Alicia, una mujer sencilla, amable, bella con la gente, sensible, ayudaba a todo el mundo”.

 

Premio Panlar

enviar Envía un artículo