“Extraordinariamente ordinaria”, así se define Cinthya Uzcátegui. Además, no solo se define a ella, define a un grupo de trabajo, porque si algo deja claro a lo largo de toda la conversación es que “no soy solo yo, es todo un equipo de personas” el que hay detrás de la Secretaría Ejecutiva de PANLAR.
Pero para saber cómo es ella debemos retomar esos sueños que tuvo desde que decidió estudiar Economía en la Universidad de los Andes, en Mérida, Venezuela, y un MBA en administración y negocios de alta gerencia. “Mi sueño era convertirme en algún ejecutivo de manejo de bolsa de valores. La realidad de Venezuela en su momento nos golpeó y sabíamos que el futuro de las finanzas y la negociación de bolsa de valores era limitada”.
Llegó a Panamá “por amor”, como ella lo define, pues su esposo fue trasladado por la compañía para la cual trabajaba en ese momento. “Y en el proyecto de venir a Panamá formalizamos matrimonio y formamos una familia”, dice.
Luego fue el turno para Congrex Américas, otro sueño de cuatro socios, incluyendo a su esposo y a ella. “Es cuando inicio el proceso en lo que sería una carrera de organización de eventos y posteriormente el manejo de asociaciones internacionales”, explica, señalando además que siempre ha sentido gusto por la multicultura y conocer personas en medio de su diversidad, “una habilidad blanda que siempre ha estado conmigo”, asegura.
Descubrió que las asociaciones sin fines de lucro representan en ella un deseo de legado, “me gusta acompañarlos en el desarrollo, superar cada una de las dificultades y aprendo de los grandes profesionales que las dirigen. Por eso con el tiempo me he preparado para entender sus necesidades operativas, legales y fiscales y así apoyarlos en su desarrollo y sostenibilidad en el tiempo”.
“Fue muy interesante”, es lo primero que dice al empezar a hablar de su historia con PANLAR. Fue a través del doctor Beto Noguera, reumatólogo venezolano y su padrino, le compartió su experiencia y de inmediato se identificó como potencial cliente. “Pasaron varios años hasta que obtuvimos una llamada del Comité Organizador de PANLAR 2016, dirigido por el doctor Ramón Pérez Acuña, para presentar una propuesta como la empresa organizadora del congreso. “Después de varias propuestas fuimos seleccionados”.
De esto, recuerda, “fue un proceso largo con un comité que estaba viviendo transformaciones desde el punto de vista de gobernanza. Esto hizo que nos enfrentáramos a muchos retos interesantes de los cuales se obtuvieron resultados positivos”.
Posterior a esto la presidencia de PANLAR es asumida por el doctor Carlo Vinicio Caballero y es él quien nos propone que Congrex Américas se postule para la Secretaría Ejecutiva, “considerando que habíamos llevado adelante el congreso y seríamos un potencial aliado para ejecutar el plan de desarrollo. Es ahí cuando entramos en una fase de evaluación, entender cómo funcionaba. Esa curva de aprendizaje nos tomó un tiempo, pero la transformación fue inmediata con toda nuestra disposición para acompañarlos en el proceso”, manifiesta, explicando además que han debido estudiar mucho para entender la naturaleza de la asociación y todo lo que tiene que ver y ejecutar desde lo científico y educativo, hasta la rendición de cuentas.
No le gusta decir que es ella la que está en la Secretaría Ejecutiva, “Cinthya es parte de un equipo, aunque para muchos sea la cara visible”, destaca, y menciona a Ferney, Susana, Isolde y Javier.
“Nosotros estamos muy orgullosos de lo que hemos logrado con PANLAR y es un trabajo en equipo con una directiva que ha sido increíble”, dice. Y es en este punto donde se detiene a analizar cada presidente, su personalidad y el aporte al crecimiento de tener poca documentación y procesos establecidos a formalizar cada elemento de la operación.
EN SU HOGAR
Retomando su descripción de “extraordinariamente ordinaria”, cuenta que ella es una persona común y gracias a un equipo logra cosas extraordinarias. “Soy muy trabajadora, me gusta decirlo. Mamá de dos niñas preciosas, muy familiar. Tengo la dicha de vivir en un país que me ha brindado muchas oportunidades y se alinea con mi filosofía de vida, Panamá es el puente del mundo y yo siento que puedo ser el puente entre personas u organizaciones”, dice.
“Me gusta liderar con determinación, pero con mucha humanidad”, agrega.
Es mamá de María Victoria (10) y María Paula (5), esposa de Javier Montilla. “Los hijos son nuestra mayor lección. María Victoria es suave, dulce y firme en sus ideales, me encanta cómo los defiende. Cuando está en la cancha es una guerrera. María Paula me ha enseñado la tolerancia, me hace respirar profundo y es tan divertida. Me desespera y me alegra en la misma proporción”, dice, mientras ríe y su tono cambia. Es, tal vez, el de una mamá que disfruta el crecimiento de sus hijas, que aprende a diario de este proceso.
“Mi mantra siempre ha sido proteger a mi familia, nuestra salud mental. Ser ese soporte para los que queremos y los que nos quieren. Y buscamos, siempre, ser buenos seres humanos y es lo que intento transmitirle a mis hijas”, cuenta.
Plantea límites entre el trabajo y su hogar. “Las estructuras de soporte son, en definitiva, el éxito”, explica haciendo referencia a su entorno familiar, y señala que los domingos son días de celebración. “Hacemos que esos momentos cuenten y sean muy especiales con amigos y familia”.
Tiene 15 años en Panamá y sus recuerdos se basan en los afectos, “y esos están siempre conmigo”, aunque confiesa extrañar la casa de la abuela en Mérida, Las Margaritas y su infancia.
“Siempre le digo a mis hijas que sean auténticas y felices, que nada les robe la calma. Ser felices requiere disciplina, hay que intentarlo y hacer un esfuerzo”, manifiesta.
RETOS PANLAR
“Estamos en 2020 y en pandemia. Así que los aprendizajes son infinitos, pero el mayor es, sin duda, tener la mente abierta y evaluar los múltiples escenarios y ese es una de nuestras principales virtudes como equipo”, señala, destacando el objetivo de estar “siempre atentos a los cambios. Lo cual representa una buena característica para las organizaciones sin fines de lucro y garantiza sostenibilidad en el tiempo”.
Su aprendizaje personal va de la mano de la capacidad de adaptación sustentada en la retrospección, en análisis y estudios. Tiene además un blog. En ese, dice, se “desahoga” de temas que no son laborales, pero hay una entrada llamada ‘Gratitud’ que es la excepción a la regla.
“Trabajar con asociaciones ha representado para mí, el mayor reto profesional hasta ahora…bueno, y para no perder la costumbre, también la pandemia. Me ha exigido en todos los sentidos; incluso física y emocionalmente, pero como todo gran esfuerzo, también trae recompensa. Las asociaciones, sus eventos, logros y sostenibilidad son una gran recompensa”, escribe en su más reciente entrada.
“Luego de 6 meses de pandemia y una montaña rusa de emociones, las asociaciones como PANLAR y sus integrantes (como los doctores que les mencioné) han sido el impulso para no permitirnos dudar sobre el valor de nuestro trabajo, el aporte a nuestro gremio, la necesidad de empresas como la nuestra de apoyar el crecimiento de cualquier organización y acompañarla en su camino al desarrollo que todos queremos”.
Además, en una mirada retrospectiva de sus logros, prefiere dividirlos por áreas. En la de gobernanza está el regular los procedimientos a través de acuerdos de entendimiento, reglamentación y códigos de ética. “A nivel administrativo y contable, el control y la independencia del manejo de las cuentas, el proceso financiero a través de cierres mensuales, presupuestos y el acceso a una firma de contadores de experiencia. En ciencia y educación son múltiples los logros, pero coordinar todas las iniciativas es un gran logro”, y en este último punto se enfoca en los programas de educación y los grupos de estudio, cada uno muy activo.
Resalta además el aspecto de comunicaciones indicando que “tenemos una página web y redes con unos números espectaculares”, y el hecho de poder acompañar a PANLAR en concretar el sueño de Global Rheumatology. Todo lo resume en “una satisfacción muy grande”.
Para ella el crecimiento y desarrollo de las asociaciones se asemeja a los hijos. “Te toca verlos crecer y convertirse en grandes personas. En las asociaciones los acompañas en su camino y los ves andar por su cuenta”.
Destaca que “con PANLAR sigue más crecimiento. Hay muchos planes a futuro y seguir desarrollando nuestras iniciativas. Ganar terreno, que la gente se sume, que todos hagan vida dentro de nuestras iniciativas y proyectos”.
“Miro hacia atrás y me río cómo uno va aprendiendo con los años y qué tan ingenua podía ser mi planificación o visión de lo que sería mi futuro profesional. Yo quería estar vinculada a la bolsa de valores y hoy me río y digo que estaba perdida. Ahora siento que es una actividad muy distinta a lo que puedo ser yo como ser humano y como profesional. Definitivamente estamos contentos con lo que hemos logrado, tenemos retos y hambre de aprender y seguir desarrollándonos”, concluye.