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La práctica de la Reumatología durante la pandemia por covid-19

Por : Estefanía Fajardo
Periodista científica de Global Rheumatology by PANLAR.



31 Mayo, 2021

https://doi.org/10.46856/grp.26.e087
Citar como:
Fajardo De La Espriella E. La práctica de la Reumatología durante la pandemia por covid-19 [Internet]. Global Rheumatology. Vol 2 / Ene - Jun [2021]. Available from: https://doi.org/10.46856/grp.26.e087

"Muchos han sido los retos impuestos por la pandemia del COVID-19, y estos significaron desde migrar a nuevas tecnologías hasta volver a una sala UCI o de cuidados intermedios. En el marco del Día Panamericano de la Reumatología hacemos un recorrido por los retos asumidos y lo que vendrá respecto a la atención de pacientes desde esta especialidad."

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La tradición indica que el contacto físico genera mayor confianza. O, por lo menos, eso fue lo que aprendieron muchos profesionales de la salud durante sus estudios de pregrado. Pero ¿qué hacer cuando el contacto físico se convierte en un riesgo? Esta pregunta surgió a raíz de la crisis sanitaria generada por un minúsculo virus que llegó a cambiar las dinámicas, las rutinas y también los encuentros médico-paciente. El SARS-CoV-2 llegó con corona, quizá por las espículas que tiene, o porque “reina” en la mayoría de las conversaciones y acciones de nuestro día a día.

Citas reprogramadas, pacientes con dudas, médicos apoyando en salas UCI, y un virus que no daba tregua para adaptarnos a la nueva realidad –o nueva normalidad, como muchos han decidido llamarla– fue el panorama generalizado en todo el mundo durante la vigencia de 2020 y lo que llevamos del  2021. Sin duda, han sido tiempos difíciles que han implicado la reorganización de la práctica médica y la búsqueda de apoyo en la tecnología, a la que durante muchos años mantuvimos a una distancia prudente pero que ahora se constituye en nuestra aliada.

En efecto, la tecnología ha sido una aliada para el desarrollo de vacunas, para compartir hallazgos entre países, para realizar conferencias, congresos y seminarios virtuales, pero lo más importante: una aliada para que, en medio de la mayor crisis sanitaria de la segunda década del siglo XXI, médicos y pacientes no interrumpieran su contacto. ¿Y cómo no sentir que “abandonamos” a nuestros pacientes trasladando los encuentros a la virtualidad?

Al respecto, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica para la situación de pandemia por COVID-19 que “las instalaciones de salud pueden verse abrumadas y tener una capacidad insuficiente para proporcionar un tratamiento adecuado a quienes más lo necesitan. Las teleconsultas son una forma segura y efectiva de evaluar casos sospechosos y guiar el diagnóstico y el tratamiento del paciente, minimizando el riesgo de transmisión de la enfermedad. Estas teleconsultas permiten que muchos de los servicios clínicos clave continúen operando regularmente y sin interrupciones, tanto en la preparación como en el curso de una emergencia de salud pública”. (1)

“Las teleconsultas son un enfoque útil para evaluar pacientes y reducir las visitas innecesarias a los servicios de emergencias. Las teleconsultas programadas permiten la evaluación, el monitoreo y el seguimiento de pacientes ambulatorios que no requieren una evaluación cara a cara. Sin embargo, de acuerdo con la infraestructura tecnológica disponible, aún puede haber servicios que no puedan ser reemplazados por telepresencia, por lo que es importante determinar cuándo la telepresencia es una opción y cuándo no”, señala la OPS. (1)

La aceptación de la nueva situación por parte de los pacientes, en general, ha sido positiva aunque depende de diferentes variables. En un estudio dirigido por el reumatólogo Michael George, profesor asistente de medicina en el Hospital de la Universidad de Pensilvania, se aplicó una encuesta a 1517 pacientes en Estados Unidos con enfermedades reumáticas autoinmunes del registro Arthritis Power; los diagnósticos incluyeron artritis reumatoide, artritis psoriásica, espondiloartritis axial y lupus eritematoso sistémico. Los resultados de dicha encuesta indican que durante el pico más elevado de la pandemia el 57 % de los pacientes informaron evitar la visita al consultorio del médico; 42 %, evitaron las pruebas de laboratorio, y el 30 %, informaron haber tenido una teleconsulta. Además, se encontró que los pacientes de las zonas urbanas utilizaron la telesalud con más frecuencia durante este período de estudio que los de las zonas rurales. (2)

En América Latina aún hay pocos datos publicados, pero sabemos que en algunos países se llevan registros; en Colombia, por ejemplo, el Ministerio de Salud y Protección Social reportó que se han realizado 63,1 millones de atenciones telefónicas y virtuales entre marzo de 2020 y el 31 de marzo de 2021. Del total, 20,7 millones correspondieron a atenciones telefónicas, mientras que 42,4 millones fueron teleconsultas. (3)

De más de 42,4 millones de teleconsultas realizadas, el 30 % respondieron a necesidades con especialistas médicos; entre el 40 y 50 % tuvieron que ver con pacientes con enfermedades comunes y, entre el 20 y 30 % fueron para pacientes crónicos.

En el marco de una pandemia como la actual por COVID-19, rodeados de múltiples herramientas tecnológicas, los centros médicos ahora están respondiendo al virus a través de la rápida adopción de aplicaciones y tecnologías digitales como la telemedicina y la atención virtual, “que se refieren a la prestación de servicios de salud digitales o a distancia mediante el uso de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) para el tratamiento de pacientes. Se espera que la telemedicina brinde atención oportuna al tiempo que minimiza la exposición para proteger a los médicos y pacientes”.

Priscila Torres, periodista y presidenta de la Asociación Panamericana de Pacientes con Enfermedades Reumáticas (Asopan), señala que en el proceso de atención  es importante hablar de los pacientes vinculados a los sistemas de salud público. “Cuando empezó la pandemia se presentaron dificultades para ubicarlos, debido a que sus datos estaban desactualizados o porque no había contacto por teléfono, correo o incluso vía WhatsApp. Allí las asociaciones de pacientes ayudamos gracias a la red que tenemos”.

En cuanto a pacientes de mayor edad, “al hablar de la telemedicina debíamos abordar temas como acceso a Internet, infraestructura y, sobre todo, educación a los pacientes en la tecnología”, cuenta la representante de Asopan.

La anterior reflexión deja en el ambiente la necesidad de educar a las personas en el uso de estas herramientas digitales, pero también entender que la presencialidad para muchos es necesaria debido al contexto en el que viven algunos pacientes.

La teleconsulta llegó como apoyo para el ejercicio médico. Llegó porque hay un riesgo en la presencialidad tanto para médico como para paciente; llegó porque había que cumplir con las medidas de confinamiento; llegó porque los sistemas de salud se vieron sometidos a situaciones de estrés. Llegó y se quedó.

Ante todo este panorama, ¿qué tan complejo fue para el ejercicio de la reumatología el abordaje de las nuevas tecnologías de la comunicación? Para responder a este, y a otros interrogantes, desde Global Rheumatology decidimos indagar acerca del presente, la adaptación y lo que vendrá para el futuro de esta especialidad en un entorno de virtualización, sabiendo que los profesionales en reumatología de nuestra región tienen como elemento diferencial la atención cercana de cada paciente.

Teniendo en cuenta que una de las características de PANLAR es la diversidad, para la preparación de este artículo entrevistamos a diferentes especialistas, y tomamos como criterio de selección la representación de diferentes regiones geográficas, edad y tipo de práctica. De esta manera, presentamos a continuación un panorama amplio sobre el proceso de adaptación a la virtualidad en la atención de pacientes, la investigación y la docencia, durante el contexto de la pandemia.

 

¿Qué retos supuso la pandemia por COVID-19 en el ejercicio de la reumatología?

Dr. Miguel Albanese, médico reumatólogo uruguayo, expresidente de la Sociedad Uruguaya de Reumatología, presidente electo de PANLAR y miembro de su Comité Ejecutivo.

La reumatología es una ciencia médica que se basa como tal en la relación humana médico-paciente. Nos vimos súbitamente amenazados por una epidemia con gran aumento de la mortalidad y la transmisibilidad, y en la que el gran vector es el humano. Frente a esto, lo primero que sentís es la alteración de la relación humana, médico-paciente. Lo primero que siento como reumatólogo, como médico práctico, son trastornos en la comunicación, trastornos en la empatía. Entonces hubo que replantear súbitamente cómo relacionarnos en la pandemia, aislándonos, y de allí provino toda la metodología acerca de cómo acomodarnos a esta realidad.

Dra. Deshiré Alpízar Rodríguez, MD-PhD, coordinadora de la Unidad de Investigación, Colegio Mexicano de Reumatología.

Se plantearon retos en la práctica pública y privada. En el sector público se realizó la reconversión de muchos hospitales y las consultas de reumatología fueron canceladas por meses. En el sector privado se tuvieron que espaciar las visitas de pacientes, disminuir las consultas en número y frecuencia.

Dr. Carlos Toro, médico internista y reumatólogo, máster en Autoinmunidad, secretario general de PANLAR y director general del Centro de Referencia en Osteoporosis, Reumatología y Dermatología, Cali, Colombia.

El reto más grande fue continuar la atención de pacientes mediante teleconsultas. Adaptarse a ello, no solo en lo relacionado con el manejo de la tecnología, sino con el desarrollo de habilidades para reemplazar la información que se obtiene del examen físico.

Dra. Vianna Khoury, internista reumatóloga dominicana, profesora universitaria y especialista en la Clínica Unión Médica.

El primer reto fue pensar cómo podía proteger a mis pacientes de la mejor manera posible para evitar que se contagiaran con el virus y, luego, buscar la forma de darles seguimiento a su patología con la menor exposición.

Dra. Annelise Goecke, reumatóloga, MSc, profesora asociada de la Universidad de Chile, jefe de la Sección de Reumatología del Hospital Clínico Universidad de Chile, past president Sociedad Chilena de Reumatología.

Durante el momento más álgido de la pandemia, en 2020, algunos pacientes no se controlaron por largo tiempo y luego llegaron con descompensaciones severas de sus enfermedades de base. En ese tiempo se migró a atenciones a distancia, con limitaciones en la capacidad de realizar examen físico completo. Muchos pacientes han tenido largos tiempos de aislamiento y sedentarismo. Se ha asociado alta tasa de depresión, ansiedad, dolores difusos que se suman a la demanda habitual de la consulta reumatológica y que impactan severamente la calidad de vida. En pacientes más añosos, la sarcopenia y la depresión son problemas difíciles de revertir, más aún cuando todavía existe el temor de contagiarse.

 

¿Cuál ha sido el principal cambio en la relación con sus pacientes?

Dr. Miguel Albanese

Yo tengo un ejercicio de la carrera de aproximadamente 40 años. Una de las cosas que se prohibía durante mi formación médica era el contacto telefónico; no se podía ver pacientes por teléfono. Ello obedecía al cumplimiento de unas normas establecidas por la cultura de donde yo provengo; dogmáticamente, en la facultad de medicina donde me formé se señalaba que solo en la consulta presencial debía obtener la información de primera mano y desde la visión del paciente. La presencialidad era casi obligatoria en el ejercicio de mi carrera.

En la actualidad, la práctica de la medicina incluye otros métodos que permiten la atención desde la distancia y el uso de las teleconsultas. Debido a la pandemia, tuvimos que distanciarnos y mantener contacto con los pacientes; una de las cosas que se implementó fue el uso de la tecnología al servicio de la comunicación. Es decir, pudimos romper esa primera brecha, la inseguridad que producía el encuentro mediado por la tecnología, y tuvimos que “tratar de disfrazar” esa inseguridad y encontrar elementos que pudieran dar la oportunidad para poder corregir u orientar al paciente de la mejor manera posible, a través de los medios electrónicos.

En esta pandemia una de las cosas que me pasó fue que tuve que ver presencialmente solo a un 10 % de mis pacientes, al 90 % restante debí atenderlo por otros medios.

Dra. Deshiré Alpízar

En relación con la actividad de la enfermedad, varios pacientes tuvieron descontrol, ya que sus citas fueron espaciadas, o ellos mismos no acudieron por miedo al contagio. También existió desabastecimiento en los tratamientos.

Otro aspecto importante, tanto para la relación médico-paciente como para la investigación médica y la educación de los consultantes, es el uso de las redes sociales. Los pacientes se están adaptando y están atentos a la información que encuentran en estas, y también es notable la mayor presencia en redes de profesionales de la salud con especialidad en reumatología, quienes de manera individual, o través de las distintas asociaciones, proporcionan información para pacientes, sociedades de pacientes y médicos generales.

Dr. Carlos Toro

La falta del examen físico te lleva a ampliar el interrogatorio, a desarrollar habilidades para reemplazar esa revisión tangible, a través de teleconsulta, y también –desafortunadamente– a la necesidad de solicitar más exámenes de laboratorio o imágenes. Otro aspecto que he venido notando, y que considero en cierta forma negativo, es que al inicio de la pandemia los pacientes estaban muy agradecidos con el personal médico y con el desarrollo de la teleconsulta, pero ahora la situación es diferente: muchos se perciben agotados por la prolongación de la situación actual y reciben con menos agrado las consultas no presenciales.

Dra. Vianna Khoury

La relación cercana ha sido usual en mi consulta con los pacientes; tratarlos con ese calor afectivo que nos caracteriza a los latinos ya no es posible... por lo menos en estos momentos. Tener que mantener ese distanciamiento afectivo hace que la relación médico–paciente se torne más fría.

Dra. Annelise Goecke

En mi práctica, ya hace tiempo volvimos a la atención presencial y manteniendo solo atenciones a distancia para gestión de documentos. Por esto, en mi caso, el cambio se refiere específicamente a la pérdida de la cercanía física habitual en el saludo e instancias similares.

 

¿Cómo ha sido el manejo de la tecnología y el proceso de aceptación de los profesionales de la salud y de los pacientes a esta nueva forma de consulta?

Dr. Miguel Albanese

Evidentemente, la tecnología es lo nuevo. Yo vengo de un lugar donde estaba prohibido el uso de las tecnologías de la comunicación en mi formación médica; pero la necesidad hace al hombre. Hoy digo que, por suerte, tenemos herramientas tecnológicas que nos permiten comunicarnos. Mis pacientes, por lo general, son añosos y durante la pandemia se adaptaron parcialmente a la tecnología; algunos lo hicieron muy bien, y el uso del teléfono celular y las videollamadas me dieron buenos resultados. Otros, desconfiaron de la tecnología; pese a ello, me pude adaptar a todos.

Dra. Deshiré Alpízar

Los pacientes y médicos están abiertos al uso de plataformas online para tener consultas en México. Sin embargo, las plataformas y el abordaje varían mucho.

Dr. Carlos Toro

En mi caso, me adapté rápido al proceso de teleconsulta, y logré mantener el mismo volumen de atención de pacientes que tenía antes de la pandemia, pero definitivamente me percaté de las dificultades de adaptación que tenían los pacientes, e incluso los equipos de trabajo. Nos dimos cuenta, de un día para otro, que como equipos de trabajo en salud debíamos tener mejor infraestructura para conectarnos y poder realizar nuestro trabajo de manera óptima.

Dra. Vianna Khoury

Para mí, el proceso ha sido un poco difícil. Algunos pacientes solicitan teleconsultas y se encuentran a gusto siendo atendidos así, ya que se sienten más protegidos; sin embargo, otros piden la consulta virtual la primera vez, pero luego pasan a la consulta presencial; y otros, definitivamente, no se sienten cómodos con la virtualidad, por lo que solicitan la cita presencial. Respecto a mi percepción como profesional de la salud, veo en el uso de la tecnología una opción por la situación actual del virus. Sin embargo, no me resulta una práctica muy satisfactoria, ya que como reumatólogos no solo tenemos que escuchar a nuestros pacientes, sino que debemos palpar sus articulaciones, sus puntos dolorosos, entre otras cosas.

Dra. Annelise Goecke

En mi hospital ya hemos vuelto a la atención presencial. La tecnología es un apoyo, pero la usamos para consultas relacionadas con controles de exámenes o solicitud de documentos. Este sistema lo teníamos instaurado previo a la pandemia y ha sido de apoyo, pero la consulta habitual actualmente es la presencial.

 

¿Cree que después de la pandemia todo volverá a ser como antes?, ¿o estos cambios permanecerán en el ejercicio de la medicina?

Dr. Miguel Albanese

Tuvimos un hecho traumático. Gracias a la tecnología pudimos mantener esa actividad basal; tuve contacto con los pacientes, aunque de forma diferida; mi trabajo se mantuvo en un 80 % y perdí un 20 % de presencialidad. Es decir, la tecnología fue la herramienta que me permitió mantenerme activo, tanto en la docencia como en la asistencia, entonces ¡viva la tecnología! También debo reconocer que el uso de las tecnologías me permitió participar en eventos científicos anuales y desarrollar el trabajo en PANLAR. Aunque es claro que nada sustituye el encuentro personal.

Considero que, de aquí en adelante, nuestro ejercicio profesional será un modelo híbrido. Muchas consultas serán presenciales, porque continuará siendo importante el encuentro cara a cara con el paciente. Yo, personalmente, estoy planificando que las consultas impares, es decir, la primera y la tercera sean consultas presenciales, pero la consulta par puede ser mediada por la tecnología. Esto porque en la primera conozco al paciente, lo examino, solicito la analítica; en la segunda, puedo hablar y dar la devolución a través del teléfono, se implanta la tecnología; en la tercera, lo controlo, lo miro y así sucesivamente.

Me siento cómodo y creo que los pacientes también se sienten cómodos; ellos ahorran viajes, esperas en la consulta y existe una comunicación fluida. La tecnología vino para quedarse.

Dra. Deshiré Alpízar

Creo que seguiremos con este sistema por varios años. Probablemente se configure un modelo híbrido, con citas de seguimiento por teleconsultas y consultas de primera vez presenciales.

Dr. Carlos Toro

No creo que todo volverá a ser como antes. En el presente, y a futuro, debemos adaptarnos a consultas en las cuales se mezclen consulta presencial y no presencial. Existen muchas ventajas de la teleconsulta, pues si esta se aplica con parámetros claros y unos criterios de selección que respeten siempre la voluntad del paciente, va a traer muchos beneficios para la sociedad y la relación médico-paciente. Por citar algunos beneficios: 1) Mayor acceso y posibilidad de seguimiento a la población, 2) Menor costo en desplazamientos a consultas médicas, y 3) Optimización del tiempo.

Dra. Vianna Khoury

Tengo la impresión de que tan pronto se controle el virus y su grado de contagio, todo volverá a ser como antes. Sin ir más lejos, ya lo estamos viendo: al inicio de la pandemia, a finales del año 2019 y comienzos de 2020, mis pacientes estaban temerosos y el 70 % prefería la consulta virtual. En el momento actual, hace 2 o 3 meses, la cantidad de pacientes que asisten de manera presencial a la consulta es casi igual que antes de la pandemia y son muy pocos los que piden la consulta virtual, es decir, podría ser menos de un 5 %.

Dra. Annelise Goecke

Creo que la telemedicina tiene un rol de apoyo clave en ciertas ocasiones en las que el examen físico no es tan importante, como el control de toxicidad al cambio de dosis de fármacos. O en otras áreas, por ejemplo, el psicólogo que trabaja con nosotros migró a consultas a distancia; así mismo, parte de las sesiones de educación de nuestra enfermera y las sesiones de ejercicios guiadas por nuestros kinesiólogos también se hacen a distancia, pero en muchos casos la consulta presencial de reumatología deberá mantenerse.

 

A nivel personal, ¿qué desafíos planteó la pandemia para manejar los tiempos de trabajo y vida personal?

Dr. Miguel Albanese

Sí, ahora son los mismos espacios. Yo, personalmente, tengo una casa con espacios exteriores e interiores que me permiten dividir mis tiempos. Al inicio de la pandemia monté una oficina en el fondo de mi casa, donde tengo ambiente al aire libre y puedo también rotar con la oficina más pequeña que tengo en la parte interna. También he dosificado mis horas de trabajo con horas de esparcimiento; tuve que hacer toda una ecuación para que lo laboral y lo personal no se encontraran, debido a que soy una persona que, antes de la pandemia, trabajaba 12 horas fuera de casa. Hoy estoy 24 horas en ella y algunas veces salgo al hospital, entonces fue necesario dosificar espacios y puntos de encuentro con mi familia para el esparcimiento, para ver películas o series, para hacer un curso de cocina o aprender a hacer algo. Es decir, me reinventé espacios de entretenimiento y de trabajo. Reinventé todo mi mundo en mi casa.

Dra. Deshiré Alpízar

A nivel personal, trasladé prácticamente todas mis actividades a modo online. Gran parte de mi ejercicio profesional es la investigación clínica y esto también está cambiando, pues se ha intensificado el uso de herramientas electrónicas para obtener información. En cuanto a mi práctica clínica, el seguimiento de la mayoría de mis pacientes ha sido online.

Dr. Carlos Toro

A nivel personal, el desafío fue saber conservar los horarios laborales utilizando ese tiempo de forma eficiente, para no afectar el tiempo de descanso, ni el tiempo en familia. Mantener la privacidad del trabajo también es importante, por lo cual fue necesario designar “áreas de trabajo” dentro de la casa. En mi caso, he conservado el orden, y cada uno de los miembros de mi familia también, por lo cual hemos podido –como grupo– manejar adecuadamente la situación. Una gran ventaja del teletrabajo es que terminas tu jornada e “inmediatamente” ya estás en casa, con lo cual ganas mucho tiempo.

Dra. Vianna Khoury

Para mí el inicio de la pandemia fue bastante difícil, ya que estaba dando clases de Reumatología en la universidad y debimos comenzar de un momento a otro con clases virtuales, y el desarrollo de los exámenes en la PVA. Entonces fue entrar de lleno a un contexto nuevo para los profesores y el estudiantado. Respecto a la consulta externa, aunque esta fue suspendida por varios meses, los pacientes se mantuvieron en contacto por vía telefónica, informando acerca de sus síntomas, dudas y temores.

Por otro lado, como formo parte del consejo de administración del centro de salud donde laboro, día a día debí enfrentar desafíos y atender las eventualidades relacionadas con el manejo de una enfermedad sobre la que poco se conocía en ese momento. Es decir, estar pendiente del personal, pues algunos no querían seguir prestando sus servicios por miedo al contagio; trabajar de la mano con enfermeras, médicos y demás personal sanitario y de apoyo, ofreciéndoles todas las medidas de protección; además, cuidar que no faltaran insumos que, para todos es sabido, en su momento escasearon bastante… Fue una odisea.

Y si a esto le agregamos que, como madre, esposa y abuela recién estrenada, debía de realizar todas las tareas del hogar –aunque, dicho sea de paso, pude contar con la ayuda de los demás miembros de mi familia– las horas del día me resultaban pocas. Sin embargo, la satisfacción de poder cumplir con cada una de las tareas que asumía, sobrepasaba el cansancio y la sensación de impotencia que surgía en ocasiones, al no poder hacer más para ayudar a los pacientes que asistían al centro en busca de ese bien tan preciado: la salud.

Dra. Annelise Goecke

Durante este periodo de pandemia, además de mi práctica como reumatóloga, apoyé la atención de pacientes covid en sala y también realicé turnos en salas de cuidados intermedios. Desde hacía muchos años no ejercía la medicina intensiva. El estrés de un ejercicio para el cual no me sentía preparada profesionalmente fue grande; me preocupaba convertirme en vector de contagio para mi familia, pero por otro lado, como médico, sabía que mi deber es apoyar a los pacientes en los momentos en que lo necesitan, y también respaldar a los colegas jóvenes que estaban sobrepasados. Por todo ello, para mí era impensable no estar allí con ellos.

Finalmente, la carga emocional de ver a muchos pacientes graves, muchos de ellos que fallecieron, muchos con todo el grupo familiar enfermo, sin posibilidad de ser visitados por sus seres queridos, fue un factor que sumó a las dificultades de aquellos momentos.

Sin embargo, no todo fue negativo; volver a la medicina interna, volver a ser el "interno" de los colegas jóvenes poniéndose a su disposición; tener en los turnos periodos de conversación relajada que generaron lazos de afecto y camaradería, que volvieron a mostrarme lo hermosa que es la labor del médico y del equipo de salud. Además, ver cómo se crearon grupos para hacer posible el contacto a distancia de los pacientes con sus familiares; volver a verlos conectarse, tratando de conversar con ellos para aminorar la soledad… En fin, como todo en la vida, fueron tiempos duros pero con algo de dulce y de agraz.

 

¿Cómo ve su ejercicio en un año y en cinco años?

Dr. Miguel Albanese

El cambio es volver a la normalidad que teníamos antes. Pero con esta inyección de tecnología que tuvimos durante la pandemia, me declaro muy amigo de las herramientas de comunicación digital; pero además mantengo la validez de la presencialidad, es decir, nos moveremos en un mundo híbrido de consultas presenciales y diferidas, así como clases presenciales y diferidas, un mundo 50/50. 

Respecto a los próximos cinco años, evidentemente la pandemia marcó un hito a la humanidad, una amenaza, pero empezamos a ver un mundo cada vez más globalizado y realmente conectado. Entonces no importa en qué lugar del mundo estemos, hay puntos en común; ya no pensamos en función solo de un país, sino –en el caso nuestro– en la región y a nivel global. Lo que es problema de uno, es problema de todos y la solución de uno, es la solución de todos. Entonces tenemos que adaptarnos a un mundo global, a uno más integrado, conocer diferentes culturas. Vamos hacia una aldea global.

Dra. Deshiré Alpízar

A futuro, mi ejercicio profesional lo visualizo híbrido, es decir, utilizando recursos online para seguimiento y contacto con pacientes, sin dejar de ver a aquellos que lo requieran de manera presencial. También visualizo que se utilizarán más herramientas como e-health apps que podrían ir adaptándose paulatinamente para funcionar como soportes clave para la investigación clínica en la que midamos patient reported outcomes.

Dr. Carlos Toro

En un año, veo la situación similar a como se está desarrollando en la actualidad; es decir, la mayoría de los pacientes atendidos por teleconsulta y algunos de forma presencial. En cinco años, creo que la mayoría serán atendidos presencialmente, pero un porcentaje importante, cercano al 20 %, podrían ser examinados por teleconsulta. También creo que en unos años estaremos mejor preparados en cuanto a infraestructura y alfabetismo digital.

Dra. Vianna Khoury

De antemano les digo que soy una persona optimista. Mi ejercicio profesional en un año lo veo bien y mejorando, pienso continuar con las labores habituales que me ocupan por el momento y sé que irán a mejor, ya lo estoy viviendo. En cinco años, me visualizo un poco más tranquila, con menos carga académica y administrativa, más centrada en la parte profesional con el paciente y con más tiempo para mi disfrute personal y familiar.

Dra. Annelise Goecke

Creo que la pandemia no va a desaparecer rápidamente; habrá que adaptarse a ella, incorporando algunos cuidados en la práctica habitual, por lo que seguiremos evitando aglomeraciones en sala de espera y esto implicará mayores intervalos entre paciente y paciente, entre otros aspectos.

En mi caso, la consulta presencial seguirá siendo mi fuerte; las atenciones a distancia son una ayuda, pero para actividades puntuales, controles de baja complejidad, entre consultas presenciales o de revisión de exámenes y labores educativas.

 

¿QUÉ DESAFÍOS QUEDAN?

El COVID-19 ha cambiado nuestro mundo. Para los reumatólogos, la pandemia transformó la forma en que aprendemos, enseñamos, comunicamos y cuidamos a nuestros pacientes. Un reciente artículo sobre el papel futuro del reumatólogo se hacía estas preguntas: ¿Quién de nosotros sabía hace un par de años qué significaba Zoom o telesalud? ¿Cómo realizamos, o enseñamos, un examen reumatológico, o el arte de las inyecciones a través de la telesalud? ¿Cómo integraremos razonablemente la telesalud en un menú de atención más amplio que hasta ahora? (4-6)

En el aspecto más complejo, los entrevistados coinciden en que esta situación generó una modificación en la relación médico-paciente como la conocíamos, así como la interrupción de la atención médica y los tratamientos (debido al desabastecimiento), problemas de adaptación a la tecnología y el aislamiento de los pacientes.

Por otra parte, mientras en todo el mundo los gobiernos tomaban decisiones sobre las cuarentenas, con base en las cifras de contagios y muertes, es claro que esta pandemia trajo consigo un cambio de vida para todos (médicos y pacientes) y la reorganización de muchos aspectos, como la educación, el trabajo y la convivencia en el hogar. Respecto a la práctica de la medicina, la pandemia del COVID-19 fracturó la tradición en la formación presencial de profesionales de la salud y del examen físico como santo grial de la relación médico-paciente.

Pero no todo es negativo. Reinvención fue la palabra estrella de esta pandemia. En el campo de la salud, abrió la oportunidad para explorar masivamente la telemedicina como tecnología y, una vez conocida, los especialistas y sus pacientes, sintiéndose más cómodos, reconocieron la utilidad de esta herramienta y se identificaron estilos de atención que pueden continuar con estas dinámicas.

Además, esto conllevará a una adaptación progresiva a los avances tecnológicos, y a descubrir las ventajas de la telemedicina que, con el transcurrir del tiempo, se irán volviendo más importantes, así como el uso de las redes sociales para la educación de médicos y pacientes.

Muchos consideran que el futuro inmediato será una combinación de telemedicina y visitas al consultorio. La telemedicina debe seguir siendo una opción deseable para quienes tienen una enfermedad estable o no pueden trasladarse al consultorio. Es de esperar que las conferencias y reuniones vuelvan a realizarse presencialmente, y serán complementadas con asistencia virtual. La jornada laboral del futuro puede ser drásticamente diferente a la de hoy. (6)

Sin duda, la telemedicina conecta la conveniencia, el bajo costo y la fácil accesibilidad de la información y la comunicación relacionadas con la salud, a través de Internet y las tecnologías asociadas. Durante la epidemia del coronavirus, la telemedicina ha sido la primera línea de defensa de los sanitarios para frenar la propagación de contagios, brindando servicios a través de llamadas telefónicas o videoconferencias para atención personalizada en casos leves y limitando los recursos sanitarios para los casos más urgentes (7).

Adicionalmente, y no menos importante, el ejercicio de la medicina –sea de manera virtual o presencial– debe estar enmarcado en el beneficio de todos y bajo sistemas de salud que sean equitativos con todas las poblaciones. Es relevante la preocupación por aquellos pacientes vulnerables que tienen precario acceso a Internet o conocimientos digitales limitados, así como los beneficios que traería para muchos evitar, por ejemplo, desplazamientos largos gracias al uso de las tecnologías, pero no es un secreto que estamos frente a una población y sociedades en las que existen barreras digitales.

En este aspecto, un grupo de investigadores señaló los desafíos que podría plantear  el ejercicio de la teleconsulta y que deberían tenerse en cuenta. Para garantizar que la implementación actual de la telemedicina no exacerbe las disparidades en la salud, los autores proponen cuatro acciones clave para los médicos y los líderes del sistema de salud (7):

  • Explorar de manera proactiva las posibles disparidades en el acceso a la telemedicina.
  • Desarrollar soluciones para mitigar las barreras a la alfabetización digital y los recursos necesarios para participar en las visitas por video.
  • Eliminar las barreras creadas por el sistema de salud para acceder a las visitas por video.
  • Abogar por políticas e infraestructura que faciliten el acceso equitativo a la telemedicina.

La evolución de la reumatología, a corto, mediano y largo plazo, estará indudablemente influenciada por estos nuevos y cambiantes paradigmas. Más que quedarnos pasivos ante estos avances, existe la necesidad de prepararse para los retos cambiantes que trae el futuro (8).

En este orden de ideas, PANLAR viene preparando un curso en línea que se lanzará próximamente sobre “La telesalud como herramienta para el diagnóstico y seguimiento de la artritis reumatoide”, el cual tiene como objetivo proporcionar a los reumatólogos información completa sobre las fortalezas y debilidades de la telemedicina para el manejo de la artritis reumatoide, incluyendo herramientas tecnológicas para el diagnóstico, evaluación y registro de datos, implicaciones legales y seguridad del paciente, lo que permitirá evaluar las experiencias  de la región en el contexto de la pandemia.

El 2020 fue año difícil y, más allá de cifras, softwares, tecnologías, el aspecto fundamental que señalan todos los entrevistados respecto a la teleconsulta, es no perder el carácter humano de la relación médico-paciente, tanto en la presencialidad como en la virtualidad. Sin duda, la pandemia por COVID-19, a la que todos nos vimos expuestos de manera radical, nos plantea preguntas a futuro: ¿Cómo perfeccionar la telemedicina? ¿Cómo adaptarnos a un futuro “híbrido”? ¿Qué barreras existen? Todos estos interrogantes serán respondidos en el transcurrir del tiempo, el mismo que permitió replantearnos la atención luego de la llegada de un virus.

Por todo lo anterior, ratificamos que, aún en tiempos difíciles, la cercanía y el ejercicio de la profesión debe tener como centro el paciente y su protección. Un reto que, sin duda, va más allá de un virus que llegó sin avisar y que cambió todas las rutinas y prácticas.

 

REFERENCIAS

 

  1. Teleconsulta durante una pandemia - Hoja Informativa. OPS. 2021: 2. Disponible en: https://www3.paho.org/ish/images/docs/covid-19-teleconsultas-es.pdf
  2. Sistema de Salud ha realizado 63,1 millones de atenciones virtuales y telefónicas. Ministerio de Salud y Protección Social. República de Colombia. Boletín de prensa 590; 2021. Disponible en: https://www.minsalud.gov.co/Paginas/Sistema-de-Salud-ha-realizado-63.1-millones-de-atenciones-virtuales-y-telefonicas.aspx
  3. Gelman L. How Did the COVID-19 Pandemic Affect Medication Choices and Doctor Visits? What Data on 10,000+ Rheumatic and Musculoskeletal Disease Patients Shows. Creaky Joints. 2021. Disponible en: https://creakyjoints.org/living-with-arthritis/coronavirus/patient-perspectives/covid-19-pandemic-impact-rheumatic-disease-medication-doctor-visits/
  4. Lim, N., Wise, L. & Panush, R.S. Challenging Issues in Rheumatology: Thoughts and Perspectives. Clin Rheumatol 2021;40:1669–1672. https://doi.org/10.1007/s10067-021-05709-4
  5. New Way of Treating Patients (Podcast/Spanish) Global Rheumatology Disponible en https://globalrheumpanlar.org/podcast/la-nueva-forma-de-atender-pacientes-429?language=en&page=2&title= DOI : https://doi.org/10.46856/grp.232.e039
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