Alejandro Balsa es reumatólogo, jefe de servicios de Reumatología de La Paz en Madrid, España, y docente de Reumatología en la Universidad Autónoma de Madrid.
Responde contundente a las preguntas y dice que, cuando no está laborando, investigando o enseñando, disfruta de pasar el tiempo con su familia, viajar, ir al cine o escuchar música. Lo de los viajes queda en evidencia con solo abrir su foto de Whatsapp, donde posa desde la montaña de colores, ubicada a 5.200 metros de altura en Vinicunca (Perú). “Hay que subirla caminando, no a caballo”, apunta desde Madrid al responder la llamada.
La unidad en la que labora cuenta con 18 personas, un laboratorio de investigación, una unidad de imagen y consultas monográficas. “Es un hospital muy activo”, comenta Balsa, al agregar que anualmente publican alrededor de 30 artículos, enfocados en dolor, artritis, hueso o artritis reumatoide, por ejemplo.
Antes de hablar de los desafíos que afronta y en los que concentra sus esfuerzos actualmente, y de los que hablará en el Congreso PANLAR 2021, sostiene que la Unidad de artritis de La Paz es pionera en el país, pues fue la primera en crearse en España, en 1993.
“Con esa unidad se han hecho muchas investigaciones sobre diversos factores, pronósticos, artritis reumatoide, enfermedad severa, estudios de anticuerpos, estudios genéticos, de artritis reumatoide…” y un largo etcétera que resume, en algunas pocas palabras, la carrera de Balsa y La Paz.
Ahora sí, al pasar a los desafíos que afronta, asegura que todo pasa por la artritis reumatoide difícil de tratar, que es lo que conversará en PANLAR 2021.
“Es el problema probablemente más difícil que tenemos ahora, porque ya tenemos muchísimos pacientes, más de 600, tratados con biológicos y fármacos y; sin embargo, hay un pequeño grupo que es el que más problemas da, debido a que son los más complicados de tratar, tienes que verlos más a menudo, tienes que trabajar mucho…”, relata el profesional.
Por otra parte, reseña que es muy importante la artritis reumatoide refractaria, ya que no son muchos pacientes, pues se estima que el 10 % de las artritis reumatoides son tratadas con biológicos, “que son muy difíciles, que originan mucho gasto y que además tiene muchas lesiones, comorbilidades, problemas de procesos psicológicos o de infecciones, malas respuestas, poca tolerancia”, agrega el profesional, al resaltar que es francamente complejo, pues su atención demanda mayor tiempo y recursos, por ejemplo.
¿Y las dificultades? En este punto, Balsa sostiene que la más importante se concentra en categorizar a estos pacientes, pues hay más de 15 motivos diferentes por los que puede suceder esta situación: “Lo más complicado es categorizar a los pacientes dentro de sus grupos, de hacer unos subgrupos donde se puedan aplicar tratamientos específicos”.
Ante esto, resume Balsa, el problema está en los números: En una cohorte de 600 pacientes, habrá 50 o un poco más, y con esos 50 se deben hacer subgrupos, lo cual es complejo para realizar análisis estadísticos que permitan definir de manera detallada las características.
Sin embargo, comenta que, desde luego, una vez se pueden definir esas características para identificar cuál es el motivo subyacente por el que estos pacientes llegan a esta situación, luego sí se podrán ofrecer tratamientos a la carta o personalizados.
“Lo más importante es consensuar el tratamiento con el paciente, explicarle por qué, que lo entienda y esté de acuerdo” y luego, agrega el profesional, darle el tratamiento que el paciente prefiera, que podría resultar más efectivo y que, finalmente, es un logro del trabajo y el diálogo que resulta de la conversación médico-paciente, la cual Balse considera que es fundamental.
“Nosotros tenemos muchas ramas, posibilidades y si el paciente ofrece cuál cree que va a ser mejor; esa, seguro, que va a ir mucho mejor. Luego, trabajar en factores sicológicos, tener una buena consulta de enfermería que sea capaz de identificar estos problemas y luego ver si los pacientes no mejoran, pues hay que investigar la adherencia”, resalta Balsa.
Para finalizar, comenta que extraña la presencialidad de PANLAR, pero se da por bien servido ante la posibilidad que ofrecen las tecnologías, pues “aunque la distancia complica, creo que las ganas y el interés lo sobrepasan”.